25.6.07

El montaje, según Walter Murch


En un parpadeo es el libro que ha escrito Walter Murch, el montajista de películas como La conversación, El Padrino II o Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, quien comparándose con él lo ha definido así:

Somos tan distintos: yo tomo decisiones instantáneas confiando solo en mi emoción y mi intuición, Walter, en cambio, es pensativo, cuidadoso y metódico en cada paso. Yo alterno entre la exaltación y el desaliento, y Walter es constante, cálido y tranquilo. Tanto o más ingenioso e intuitivo que yo, él además tiene constancia. Walter es un pionero, como me gustaría serlo, y es el tipo de persona que debe ser escuchada cuidadosamente y debe disfrutarse".


A continuación, un fragmento de "En un parpadeo", donde Walter Murch define su actividad:

Mirando fuera del borde del cuadro

El editor es una de las pocas personas que trabajan en la producción de una película, que no conoce las condiciones exactas bajo las que fue rodada (o que tiene la posibilidad de no saberlo) y a la vez ser alguien que puede tener una tremenda influencia en la película.

Si ha estado involucrado en el rodaje la mayoría del tiempo, como ocurre con los actores, el productor, el director, el operador de cámara, el director de arte, etc., entonces estará al tanto de las condiciones, a veces sangrientas, de gestación y logro de cada uno de los planos. Y cuando revise el material, no podrá dejar de sentirse influenciado, porque en su mente, estará viendo, por fuera del borde del cuadro, todo lo que estaba sucediendo allí, física y emocionalmente, más allá de lo que realmente se fotografió.

'Nos costó mucho conseguir ese plano, tiene que estar en la película'. Usted (el director, en este caso) se convence de que lo que consiguió era lo que buscaba, pero existe una gran posibilidad de que pueda verse obligado a verlo de esa manera, porque le costó mucho dinero, esfuerzo, o tiempo, el conseguirlo.

De la misma manera, hay casos en los que, cuando rueda algo que detesta, cuando todos están de mal humor, y usted dice, protestando: 'Bueno, lo haremos, conseguiremos este maldito primerísimo primer plano como sea y terminemos con esto'. Después, cuando mira esa toma, todo lo que puede recordar, es el momento odioso en que fue hecha, y eso puede enceguecerlo ante los verdaderos potenciales que podría tener en un contexto diferente.

El editor, por otro lado, debe intentar ver lo que está en la pantalla, lo que realmente percibirá el público. Sólo de esta la manera las imágenes se verán libres del contexto de su creación. Enfocando en la pantalla, el editor debe usar los momentos que deban usarse, aun cuando ellos puedan haber sido rodados bajo coacción, y rechazar aquellos momentos que deban rechazarse, aunque ellos hayan costado una cantidad increíble de dinero, esfuerzo o dolor.

Supongo que estoy insistiendo en la preservación de un cierto tipo de virginidad. No se permita estar necesariamente impregnado por las condiciones del rodaje. Intente mantenerse al tanto de lo que está pasando, pero manteniendo un conocimiento específico tan pequeño como le sea posible, porque, finalmente, el público no sabe nada de todo esto, y usted debe ser el defensor del público.

El director, por supuesto, es la persona más familiarizada con todas las cosas que pasaron durante el rodaje, porque él es quien cargó con la mayoría de estos avatares, con toda la información del fuera del borde del cuadro. Entre el final del rodaje y antes de que el primer corte esté terminado, lo mejor que le puede pasar al director (y a la película) es que le diga adiós a todos y desaparezca por dos semanas en las montañas, o en el mar, o que se vaya a Marte o a alguna otra parte, e intente descargar este lastre.

Dondequiera que vaya, debe intentar pensar, tanto como le sea posible, sobre cosas que no tengan nada, absolutamente nada, que ver con la película. Es difícil, pero es necesario crear una barrera, una pared, entre el rodaje y la edición. Fred Zinnemann se iba y trepaba a los Alpes después del final del rodaje, sólo para ponerse en una situación potencialmente peligrosa y amenazante, donde tenía que pensar en estar allí y no en convivir con los problemas de la película. Entonces, después de unas semanas, volvía de los Alpes, de nuevo a la tierra, se sentaba en un cuarto oscuro, solo, la luz del arco voltaico se encendía, y miraba su película. Todavía estaba, inherentemente, lleno de esas imágenes de más allá del borde del cuadro (un director nunca será totalmente capaz de olvidarlas), pero si hubiera ido en forma directa del rodaje a la edición, la confusión lo habría embargado, y hubiese mezclado dos procesos diferentes del pensamiento: el del rodaje y el de la edición.

Haga todo lo que pueda para ayudar al director a erigir esta barrera, para que cuando él vea la película de nuevo, pueda decir: 'Bien, voy a suponer que yo no tenía nada que ver con esta película. Necesita algún trabajo. ¿Que se necesita hacer?'. Y el editor debe luchar tan duro como sea para apartar los deseos de lo que realmente está filmado, sin abandonar nunca los sueños sobre la película, pero intentando de todas maneras ver lo que realmente está en la pantalla.

Soñando en pareja

De muchas maneras, el editor de la película realiza el mismo papel para con el director que el editor de textos lo hace con el escritor, para animarlo en ciertos cursos de acción, aconsejarlo contra otros, para discutir si se debe incluir algún material específico en el trabajo terminado o si el nuevo material necesita tener agregados. Sin embargo, es el escritor quien entonces se va y reúne las palabras.

Pero en una película, el editor tiene también la responsabilidad por congregar las imágenes (es decir, las "palabras") en un cierto orden y con un cierto ritmo. Y aquí toma el papel del director para ofrecer consejo y asemejarse en mucho al momento donde el director habría aconsejado a un actor que interpreta un papel. Parece que la relación entre editor/director oscila de un lado a otro durante el curso del proyecto, en una ecuación donde el numerador se vuelve denominador y viceversa.

En psicoterapia hay una técnica que pone al paciente (el soñador, en este caso) junto con alguien que tiene que escuchar el sueño. Lo más pronto posible después de despertarse, el soñador se encuentra con su oyente para repasar los sueños de la noche anterior. Frecuentemente no hay nada, o simplemente hay una sola y
deplorable imagen, pero esto normalmente es suficiente para iniciar el proceso. Una vez que la imagen se describe, el trabajo del oyente es proponer una sucesión imaginaria de eventos basada en ese fragmento. Un avión, por ejemplo, es algo que todos recuerdan. El oyente propone inmediatamente que debe de haber sido un avión de transporte, que vuela por encima de Tahití, lleno de pelotas de golf para un torneo en Indonesia. Ni bien escucha esta descripción que se le ha ofrecido, el soñador protesta:
'No, era un biplano, y volaba encima de los campos de batalla en Francia, y Hannibal estaba disparándole flechas desde su legión de elefantes'. En otras palabras, el propio sueño, escondido en la memoria, se levanta en defensa propia, cuando se ve desafiado por una versión alternativa, y se re(b)vela. Esta revelación sobre los biplanos y los elefantes puede incitar al oyente a su vez para elaborar otra improvisación, que sacará hacia afuera otro aspecto del sueño oculto y así sucesivamente, hasta revelar tanto del sueño como sea posible.

En la relación entre director y editor pasa algo similar, donde el director generalmente es el soñador y el editor es el oyente. Aún incluso para la mayoría de los directores bien preparados, hay limites a la imaginación y a la memoria, particularmente al nivel de detalle fino, y es trabajo del editor el proponer guiones alterados, como un cebo para animar al sueño durmiente a subir en su defensa y así revelarse más totalmente. Y estos guiones alternativos se despliegan desde un nivel más general: ¿debe quitarse tal y cual escena para el bien del todo?, hasta el nivel de máximo detalle: ¿debe terminar este plano en este cuadro, o 1/24 de segundo más tarde, en el próximo?

Pero a veces el editor es el soñador", y el director el oyente, y será él quien ahora haga las ofertas, el cebo, para tentar al sueño colectivo, para revelar más sobre él. Como cualquier pescador puede decirle, 'es la calidad del cebo la que determina el tipo de pez que se pesque'.

12.6.07

Linda Seger en Buenos Aires

Página/12 publicó el pasado 8 de junio, con motivo de su visita a nuestro país, a una de las consultoras de guión más reconocidas internacionalmente: Linda Seger, autora de Cómo convertir un buen guión en un guión excelente y de Cómo llegar a ser un guionista excelente. A continuación, publicamos la nota:

—¿Qué tiene que tener un guión para ser muy bueno o excelente como usted lo llama?
—Una integración de historia, estructura, sistema y personajes.

—¿Un guión muy elaborado implica que una película también saldrá bien?
—La película puede ser buena, pero eso no quiere decir que vaya a ser un éxito comercial: hay temas que a la gente no le interesan, o tal vez no le gustan los actores. Entonces, hay muchas razones por las que una buena película puede no ser exitosa comercialmente.

—¿Qué grado de injerencia debe tener el director cuando el guionista es otro?
—El director está para construir la película usando el guión como plano o mapa. El escritor está llenando el guión y el director es el que lo visualiza. La mayor parte de los directores querría trabajar con el guionista en el último borrador del guión. Y si es una cuestión de hacer cambios de locaciones de grabación o cambios de actores, el director va a tener un rol respecto del guión.

—Muchas veces la gente elige una película porque trabaja tal o cual actor. ¿Se puede sostener una película con grandes actuaciones y un guión poco efectivo?
—No. De hecho, casi cada gran actor en su carrera ha tenido películas que fracasaron: Julia Roberts, Tom Cruise, incluso Meryl Streep. Casi todos los actores han estado en un punto donde su actuación no podía superar un guión fracasado.

—¿Qué diferencias existen cuando se trabaja con un guión original respecto de uno adaptado? ¿Hay menos espacio para la creatividad en este último caso?
—En ambas hay mucha creatividad, pero en las adaptaciones se requiere mucho análisis. Uno tiene que ver si va a hacer una adaptación natural o si va a hacer una adaptación difícil. Hay un dicho que reza: “Las mejores adaptaciones vienen de novelas que no son muy buenas”. De hecho, Duro de matar viene de una novela que nadie leyó. La aventura del Poseidón que salió en los años 70 fue una adaptación de un libro que no era muy bueno, pero salió una buena película. Algunas adaptaciones son más fáciles que otras porque tienen una historia fuerte, un comienzo y un final que son muy claros.

—A veces, los espectadores suelen decir sobre la película que vieron que “es muy hablada”. ¿Cuál es su análisis sobre esta modalidad? ¿Siempre debe haber un equilibrio entre la imagen y el discurso o esto depende del género?
—Depende un poco del género. El diálogo debería servir al personaje, pero uno tiene que tener cuidado de no sobrecargar al personaje con parlamento. A veces, es lo que llamo “las charlas de la primera cita” (risas). Es decir, conocernos, sin sustancia. Cuando se habla, la idea es que sean oraciones breves y de mucha ida y vuelta. A veces los guionistas hacen demasiados diálogos porque no saben usar bien la imagen. En mi opinión, uno debería poder ver una película bajando el volumen y entender la historia por las imágenes.

—Muchas veces los guionistas trabajan sobre una idea encargada por un canal o una productora. ¿Cuánto incide esto en la libertad creativa? ¿En qué se diferencia trabajar a pedido?
—Si uno tiene esa carga debería seguir la sensaciones del productor. Pero el productor va a querer un escritor que sea creativo y que, además de poder seguir las acciones, pueda traer ideas artísticas a la obra. El trabajo del escritor es: “¿Cómo trabajo dentro de esos parámetros con un producto que es artístico?” Y si uno está trabajando sobre una idea propia sabe que la idea hay que venderla después: “Soy libre pero tengo la responsabilidad de venderlo después”.

—¿Alguna vez indagó en las preferencias del público por determinados géneros? ¿Es algo que tiene que ver con las emociones personales?
—Yo he investigado las razones por las cuales las audiencias se conectan con ciertas materias sobre otras. No creo que sea el género el que haga o no el punto de conexión. Yo hago una sesión entera sobre este tema, sobre la conexión con los espectadores. Mucho tiene que ver con las ideas que se encuentran en la película. Por ejemplo, hay ciertas películas que los adolescentes van a ver porque tratan de cosas que están experimentando cotidianamente.

—¿Cuáles son los principales lineamientos de su método de trabajo?
—Básicamente son tres cosas que trato cotidianamente: estructura, personajes y tema. Yo no puedo decirle a alguien qué tipo de historia contar, pero sí puedo ayudar a dar forma a la historia que quieren contar. Yo no puedo decirles qué personajes crear pero sí les puedo ayudar a dar dimensión a sus personajes. No puedo decirles qué tema explorar pero puedo ayudarlos a explorar mejor el tema. Entonces, cuando enseño estoy enseñando los principios y los conceptos de estas ideas centrales. Yo enseño lo que es posible y dando una idea de la complejidad de estos temas.

11.6.07

INCAA-EXPOTRASTIENDAS 2007


El INCAA y EXPOTRASTIENDAS premiarán cortometrajes inéditos (ficción, documental, experimental o de animación) que interrelacionen las artes plásticas con las diferentes manifestaciones de las artes audiovisuales.

Hay tiempo hasta el 1° de julio y los cortos no deberán tener más de diez minutos.


Programa Argentores: El arte del guión


Argentores estará presente en las bibliotecas públicas de la Ciudad de Buenos Aires del 8 de junio al 10 de agosto, en el ciclo de cine “El arte del guión: literatura sobre literatura”, que se proyectará en la Biblioteca Ricardo Güiraldes (Talcahuano 1261, los viernes a las 19:00 horas, con entrada libre y gratuita).

Antes de la proyección de cada film, guionistas junto a directores, novelistas y actores comentarán el trabajo que se realiza cuando se adapta un relato literario para el cine.

PROGRAMA

8 de junio: “NO HABRÁ MÁS PENAS NI OLVIDO”, dirigida por Héctor Olivera. Basada en la novela de Osvaldo Soriano, con la presencia de Tito Cossa, Presidente de ARGENTORES y autor del libro cinematográfico y el director Héctor Olivera.

15 de junio:“LA PATAGONIA REBELDE”, dirigida por Héctor Olivera, quien estará presente junto a Osvaldo Bayer, autor del libro “Los vengadores de la Patagonia trágica”, en el cual basó el guión del film.

22 de junio: “NORDESTE”, dirigida por Juan Solanas. Con la presencia de uno de los autores del libro original, Juan Pablo Domenech.

29 de junio: “LAS PUERTITAS DEL SEÑOR LÓPEZ”, dirigida por Alberto Fischerman. Con la presencia de Carlos Trillo, autor de la historieta y Máximo Soto, conductor del equipo de escritores del libro cinematográfico del film.

6 de julio: “TACOS ALTOS”, dirigida por Sergio Renán. Inspirada en relatos de Bernardo Kordon, con la presencia del escritor cinematográfico Máximo Soto y el director Sergio Renán.

13 de julio:“LA FUGA”, dirigida por Eduardo Mignogna. Con la presencia de Graciela Maglie y Jorge Goldemberg, escritores del guión basado en la novela de Eduardo Mignogna.

20 de julio: “DE LA MISTERIOSA BUENOS AIRES”, dirigida por Oscar Barney Finn, Alberto Fischerman y Ricardo Wullicher. Basada en cuentos de Manuel Mujica Láinez. Con la presencia del escritor de la adaptación cinematográfica, Ernesto Schoo y el director Oscar Barney Finn.

27 de julio:“UN OSO ROJO”, escrita y dirigida por Israel Adrián Caetano, con la colaboración de Graciela Speranza en la escritura del libro cinematográfico.

3 de agosto: “POTESTAD”, dirigida por Luis César D´Angiolillo, en base a la obra teatral de Eduardo Pavlovsky, con escritura cinematográfica de Ariel “Roli” Sienra y Eduardo “Tato” Pavlosky.

10.6.07

San Rafael 2007


El Festival Latinoamericano de Cine San Rafael, abre la inscripción para la sección de cortometrajes.

Las obras, de producción nacional y latinoamericana, realizadas después del 1° de septiembre de 2005, se recibirán hasta el 16 de agosto de 2007.

Las películas presentadas competirán por el “Álamo de Plata” al mejor cortometraje con mención a mejor documental, mejor corto de animación, mejor corto de ficción y mejor banda de sonora original.

Mayor información en: www.cinesanrafael.com.ar

9.6.07

Concurso de Guión



Hasta el próximo 5 de octubre pueden enviarse trabajos al Concurso de Guiones para cortometrajes ambientales que organiza la Secretaría del Ambiente y el Instituto del Cine (INCAA).

Los temas centrales del concurso serán los “procesos de producción y consumo y su impacto en el ambiente: el uso y abuso de los recursos naturales y la contaminación del aire, del agua y del suelo producido por los desechos de industrias y hogares”.

Podrán participar estudiantes secundarios y universitarios de escuelas oficiales de Argentina y profesionales de carreras audiovisuales u otras afines, argentinos o residentes en el país.

El guión debe ser pensado para un corto de aproximadamente 90 segundos.

Más información: http://www.ambiente.gov.ar/

8.6.07

MARFICI 2007



El Festival Internacional de Cine Independiente de Mar del Plata convoca a los realizadores de cortometrajes y largometrajes a participar en su cuarta edición, que se realizará entre el 2 y el 11 de noviembre.

Hay tiempo hasta el 7 de septiembre para inscribirse y enviar las copias.
Para más datos, los invitamos a visitar la página del Festival.

2.6.07

El story line

Jean-Claude Carrière nació en Francia, en 1931. Sus inicios en el cine los hizo junto a Jacques Tati y actualmente es considerado uno de los guionistas europeos más importantes. La mayor parte de sus guiones fueron escritos para las películas de Buñuel (Belle de jour, El discreto encanto de la burguesía, Ese oscuro objeto de deseo, etc.), pero también ha colaborado con otros directores, como Milos Forman, Volker Schlöndorff, Nagisa Oshima, Andrej Wajda...

Ha escrito varios libros, de los cuales queremos subrayar la importancia de La película que no se ve, en el que plantea un lúcido análisis sobre la evolución del lenguaje cinematográfico durante sus primeros cien años de existencia. A través de una minuciosa exploración de su vocabulario -los ángulos de cámara, la iluminación, la utilización de los actores y los decorados-, y recurriendo siempre a los directores más revolucionarios, Carrière examina la evolución del público a través de los años y el modo en que el propio cine ha intentado ajustarse a ella. Todo ello sin olvidarse, claro está, de los cambios que ha experimentado la escritura del guión a causa de las nuevas tecnologías y de las innumerables influencias que va asimilando día a día.

Los Angeles, 1972 . De izquierda a derecha, de pie: Robert Mulligan, William Wyler, George Cukor, Robert Wise, Jean-Claude Carrière, Serge Silberman. Sentados: Billy Wilder, George Stevens, Luis Buñuel, Alfred Hitchcock y Rouben Mamoulian.

En otro de sus libros fundamentales, Práctica del guión cinematográfico, Carrière nos da su definición del story line.

Story line es el término que usamos para designar, con el mínimo de palabras posibles el conflicto matriz de una historia. Yo no dedicaría más de cinco o seis líneas al story, porque es justamente la síntesis de la historia.

Un story line debe contener lo esencial de la historia. Esto es:

  • La presentación del conflicto.
  • El desarrollo del conflicto.
  • La solución del conflicto.

Es decir, debe corresponderse con los elementos de la narrativa tradicional: exposición, nudo (o nudos desarrollados) y desenlace. Son los tres puntos clave de historia, durante los cuales:

  • Ocurre algo.
  • Hay que hacer algo.
  • Se hace algo.

La división en tres bloques es una constante en casi todas las actividades creativas. La regla tiene su correspondiente oriental. En la Edad Media, un maestro japonés del No definió la famosa regla de Jo-Hai-Kiu: división en tres movimientos no sólo de toda la obra sino de cada escena de esta obra, de cada frase de la escena y, a veces, de cada palabra. Estos tres tiempos fundamentales, que se encontrarían en todos los niveles y que no pueden traducirse exactamente a ningún idioma (digamos: preparación, desarrollo, estallido), rinden aún asombrosos servicios cuando no se sabe muy bien cómo escribir, o cómo representar esto o aquello. Se trata acaso de una constante secreta que es preferible conocer aunque sea para violarla.

Así, pues, "inicio, medio y final"; "estado de las cosas, conflicto y resolución"; "exposición, nudo y desenlace", "preparación, desarrollo y estallido” guardan ciertos paralelismos metodológicos y ciertas diferencias conceptuales. Si seguimos este orden, tendremos un story line. Que sea bueno o malo dependerá del talento del autor. Con esto no queremos decir que debamos hacer caso totalmente a lo que hemos imaginado desde un principio. Muchas veces, al avanzar en otras etapas del guión, la historia cambia de rumbo, e incluso todo puede acabar de forma totalmente distinta. En realidad, un story line sirve de base, de punto de partida; no debe ser rígido en cuanto a su desarrollo.

El concepto de story line no es unívoco. De acuerdo a las escuelas de dramaturgia, se puede intercambiar con el término "plot principal" o "story sinopsis”; y los guionistas deben saber adaptarse a todos los entornos.

Definimos el story line como la mínima expresión del conflicto y la más breve sinopsis. Al tratarse sólo de la concreción del conflicto matriz no hace falta hablar ni del tiempo, ni del espacio, ni de la composición de los personajes. Me permito insistir en que story line representa el qué, cuál de los posibles conflictos humanos hemos elegido para dar fundamento al drama o a la comedia que contaremos o desarrollaremos en el guión.

Hacer un story line puede parecer una tarea difícil, pero en realidad es un proceso mental muy fácil. Si a la salida de un cine o de un teatro preguntamos a un espectador qué es lo que ha visto, sería capaz de contarnos en pocas palabras el conflicto básico de la historia. El proceso de creación del story line es eso mismo, pero a la inversa: contar el resumen de una historia que todavía no existe.

Ahora quiero especificar lo que NO es un story line:

  • No es únicamente una declaración sobre la vida.
  • No es únicamente una cuestión sobre la vida.
  • No es únicamente una moral de nuestra historia.

Veamos un ejemplo de story line ofrecido por Graham Greene, el famoso novelista y guionista inglés: Idea "Fui al entierro de un amigo. Tres días después, él caminaba por las calles de Nueva York”. De aquí surgió el siguiente story line, que dio lugar a la película El tercer hombre: "Jack va al entierro de su amigo en Viena. No se resigna, investiga y termina descubriendo que su amigo no ha muerto; está vivo y fingió su propio entierro, porque era buscado por la policía. Descubierto por la curiosidad de Jack, el amigo es abatido por las balas de la policía".

No son necesarias más explicaciones; sino en lugar de un story line tendríamos un argumento. El diseño del conflicto debe ser muy conciso. Para poner a prueba un story line podemos responder mentalmente a una serie de preguntas:

  • ¿Es realmente un story line?
  • ¿Cuál es el conflicto?
  • ¿Qué productos audiovisuales hemos visto anteriormente que contengan este mismo conflicto matriz?
  • ¿Cuáles son las posibilidades dramáticas de nuestro story line en comparación con otros audiovisuales con temática similar o idéntica?
  • ¿Cuál es la tesis?
  • ¿Qué queremos decir con este story line?